domingo, 26 de septiembre de 2010

Asesinato fallido


Tomé la pistola y puse las balas,
estaban al frente de mi luego de expulsarlos desde el tajo abierto de mi pecho,
estaban frescos,
gritaban desesperados y tranquilos convencidos de que eran lo suficientemente manipuladores para cambiar mi decisión, eran ellos, los recuerdos.
No estaban solos, a su lado tenían palabras que parecían ir entrelazándose a medida que se separaban,
quise ponerme un tapón en mis oídos pero era demasiado tarde,
ahí estaba el ego para luchar contra sus escorias,
contra sus crias que se abalanzaban sobre él sin compasión, vi como le arrancaban los ojos,
vi como lo grande que fue alguna vez se transformó en algo pequeño, diminuto incapaz de reconstruirse.
Qué podía hacer?
mi ego estaba derrotado y herido,
no había más defensas que esa pistola,
mi mano tiritaba ,pero mi pecho y mi alma se econtraban tranquilos,
incapaces de volverme víctima de un impulso,
sentí como el aire entraba por mi nariz,
sentí como el sudor salía por mis poros,
sentí las palabras que dije desde el alma,
sentí tus ojos mirándome como borrego degollado;
relajé mis dedos y dejé caer el arma,
si alguna bala alcanzó a alguien no fui yo, fue el destino,
tus ojos estaban ahí como la última vez que los vi,
sin embargo ya no puedo mirarlos,
ni siquiera nuestros recuerdos,
quise asesinarlos con todas mis fuerzas,
un intento fallido pues afectará mi presente,
sólo debo aprender a vivir con ellos...
Bienvenida desbordante

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